miércoles, 23 de marzo de 2011

"O2 M2"

El oxígeno modernista no es ver ciudades desde el aire solo para disfrutar su arquitectura.
La verdad se encuentra tan abajo que las vistas aéreas y satelitales no alcanzan a registrarlas y mucho menos a entenderlas.
El oxígeno modernista se encuentra en las calles, que son las venas de ese gran cuerpo que llamamos sociedad.
A veces siento ganas de viajar por ellas y convertido en ausente presencia, penetrar en los misterios de cada rincón de la urbanidad.
Escuchar sus historias, espiar, contar mis propios pasos, despreocuparme, tomar algo con alguien, por momentos estar solo.
Enamorarme, husmear, mirar por las ventanas del bar, abrigarme con bufanda para regresar y respirar.
Extender los brazos para absorber la noche, pestañear, bajar el ritmo de las pulsaciones, vibrar, desdoblarme y pensar, solo pensar.
Regresar ligero de equipaje para bailar, saltar escalones, chapotear, vaciar mis bolsillos sin derrochar.
Ver a la gente sin discriminar, caminar abrazado a ella, sin pensar en ningún adonde ni porqué.
Planear sin rumbo, detener un bus, amarrarme los zapatos, esquivar el humo, dar paso, luego acelerar, pedir la cuenta.
Definitivamente el oxígeno modernista es más bello a lo lejos, pero se torna más interesante cuando lo aprendemos a explorar. Al igual que las personas, al igual que vos y yo.

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